Después de 40 años y más de mil representaciones, El lago de los cisnes abandonó el Bosque de Chapultepec para mudarse al Palacio de Bellas Artes, por lo que entrevistamos a Jacqueline López, encargada de la logística y programación de esta famosísima puesta en escena. Aquí lo que no te puedes perder de esta nueva propuesta:

La obra completa

Lo primero que tienes que saber es que a diferencia del resto de las representaciones que se habían hecho de este clásico de Chaikovsky, esta es la primera vez que se presenta la obra completa; ahora su duración aumentó de una hora a dos con 20 minutos, pero no te asustes, esto no significa que la sufrirás pues cuenta con una maravillosa composición que permite mezclar los cuatro actos en dos partes y un intermedio.

De estreno

Para su estreno en el maravilloso palacio de mármol, esta versión coreográfica a cargo de Marius Petipa, contó con escenografía, iluminación y vestuario nuevo. A diferencia de su edición en el lago del Bosque de Chapultepec, donde el escenario tenía que ser movible, éste cuenta con una adaptación que permite fundir los actos de la obra sin que se noten los cambios. Es así como un reino puede transformarse en menos de un minuto en el bosque donde el amor y la maldad cobran vida. El montaje y ensayos empezaron desde diciembre, dos meses antes que lo acostumbrado.

Del lago al teatro de mármol

¿Pero por qué dejar el lago y moverse a Bellas Artes? Resulta que para poder exhibir la versión completa de esta obra, se requería de un teatro, tal como las mejores compañías internacionales de danza lo han hecho. El clima solía ser un enemigo para su versión en el lago, tanto que en varias ocasiones se cancelaron funciones. Otra diferencia importante es que el rango de precio sufrió un ligero aumento pues anteriormente el boleto más caro llegaba a los 200 pesos, y ahora ronda los 300. La cantidad de funciones también varió, antes eran 14 consecutivas, mientras que ahora sólo serán 6, eso sí, los boletos se agotaron en tres días.

Brujo protagonista

Un valor agregado que tiene esta versión es que el brujo Von Rothbart cobra un papel primordial en la obra, anteriormente no bailaba y sólo se le podía observar a lo lejos de la isleta principal; ahora tiene danzas individuales, y suele abrir los nuevos actos de los 27 bailarines.

El final

Una de las mayores sorpresas es, sin duda, el final de la obra, pues éste no corresponde al típico final feliz. No es que sea un invento, sino que esta vez optaron por uno de los muchos propuestos a lo largo de la historia de esta danza. Si quieres saber cuál es, y no tuviste la suerte de adquirirlos para esta temporada, no te preocupes, ya que en septiembre se tienen preparadas otras funciones, además podrás verlas en vivo mediante las proyecciones instaladas a un costado de Bellas Artes.

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