Mi hija ya conocía Coyoacán como otra parte de la ciudad en la que visitamos a amigos o hacemos diligencias. Pero el domingo pasado fuimos para conocer y disfrutar el lugar, no teníamos rumbo fijo, sólo la intención de pasear por este espacio histórico de la ciudad.

Llegamos al famoso centro de Coyoacán. Caminamos por el Jardín Hidalgo y disfrutamos del kiosco que se encuentra a una costado; nos enteramos que Porfirio Díaz lo mandó construir y desde entonces es un atractivo del lugar. Caminar por el jardín fue bastante agradable, como era fin de semana, había actividades manuales para niñas y niños, varios globeros vendían en la zona, también estaban las tradicionales charolas de dulces mexicanos, además de shows de payasos y cantantes urbanos para toda la familia.

Sofía y yo estuvimos un buen rato sentadas en una banca escuchando a un cantante interpretar a Cri-Cri; logró tal ambiente, que en 15 minutos ya tenía un círculo de gente que pasaba por el jardín y se detenía a disfrutarlo, como nosotras.

Seguimos paseando y decidimos ir a desayunar, cruzamos la calle y llegamos al mercado de antojitos que está casi atrás de la iglesia de San Juan Bautista, aquí encontramos al ya tradicional Don Rogelio, que hace hot cakes de diferentes figuras. Sofía quería uno en forma de gatito. Yo pedí uno de flor y disfruté al ver la agilidad con que los preparaba. Mientras comíamos, vimos salir del comal figuras como Olaf, El rayo McQueen y Bob Esponja.

Cuando estábamos en el desayuno, vimos unos tranvías que paseaban por las calles. Nos enteramos que su salida era por la calle de Carrillo Puerto, así que fuimos y nos subimos a uno. Notamos que están muy bien cuidados y el guía fue dinámico. Nos contó de cuando Coyoacán era considerado como “las afueras de la ciudad”; nos dijo qué personas han vivido en esta zona -Frida Kahlo, Diego Rivera y León Trosky- y pasamos por afuera de sus casas. Viajamos en el tiempo entre las calles empedradas y las casonas que las decoran.

El recorrido no es muy largo y es una buena forma de conocer la zona. Nos recomendaron hacer reservación con anticipación, porque tiene mucha demanda, de hecho el que nos dejaran subir ese día fue un golpe de suerte porque casi siempre tienen lleno todo el día. Vale la pena hacer el recorrido y jugar con la creatividad de niñas y niños para que se imaginen cómo eran estas calles en tiempos pasados.

Al bajarnos del tranvía, estábamos más entusiasmadas por conocer más de Coyoacán, así que caminamos entre las calles asombrándonos de algunos callejones y esquinas coloniales.

Casi llegando a Miguel Ángel de Quevedo, en la calle de Fernández Leal, encontramos el Jardín Cultural Frida Kahlo, un espacio muy agradable con esculturas de la artista, en el que no hay mucha gente. Es bastante seguro porque es un jardín cerrado. Hasta el fondo hay una zona de juegos infantiles muy bien acondicionados.

Nos quedamos un rato disfrutando de los juegos y después regresamos al centro, a la Plaza Centenario, donde contemplamos la fuente de los coyotes y tomamos un helado para terminar de pasar el día en este barrio mágico de la ciudad.

Más información:
Tranvía: www.tranviadecoyoacan.com.mx
Jardín Cultural Frida Kahlo: Fernández leal s/n, col. La Concepción

(Entre Pacífico y Carranza)
Horario: De lunes a domingo de 6 a 20 h.