Entrar a Jero alborota al niño que tenemos dentro; entre los disfraces de princesas y superhéroes, máscaras de mariposa y sombreros de bombín, de pronto recuerdas esos cuentos e historias fantásticas de tu infancia, personajes memorables de libros y películas que revivías en tus juegos.

Y en esos mundos estaba mi mente divagando cuando me topé con Jerildy Bosch, creadora de este pequeño espacio maravilloso –cabe el cliché–. “¿Cómo se te ocurrió esto?”, le pregunto, “¿qué haces o hacías antes de abrir esta tienda?”. Yo estaba segura de que la manufactura fina y el detalle con el que están hechos los disfraces no son sólo los de una sencilla reproducción del vestuario de personajes de caricatura…

En su pasado, Jerildy fue bailarina y practicó arte circense; perteneció a la compañía Raus… Un momento… ¡Yo presencié una de las obras que montaron unos 14 años atrás! Erótica de fin de circo” marcó mi apreciación estética por los espectáculos visualmente impactantes, coloridos y estridentes. Jerildy actuaba y hacía acrobacias increíbles, pero también había sido la coreógrafa y vestuarista de esa puesta en escena. Y ahora lo entiendo todo…

A pesar de que el proyecto terminó, ella siguió haciendo vestuario para teatro y trabajó como asistente de la mismísima Tolita Figueroa. “Me encantaba interpretar y estar sobre el escenario, pero al no tener mi propia compañía, sólo podía participar en proyectos de alguien más; me faltaba la parte creativa y que fuera algo mío, así que diseñar vestuario resultó muy natural”. Pero siempre quiso abrir una tienda porque lo imaginaba como un espacio divertido: “­Lo otro es chamba, en cambio aquí tengo libertad creativa y estética. Uso telas de la India, de Francia y de muchos otros países que he visitado, y yo diseño un mismo traje en poca cantidad, dependiendo del material y mis ideas”.

La idea original surgió a partir de unas vacaciones que pasó con los hijos de un amigo suyo; ella llevó un baúl lleno de disfraces de diferentes obras, y los niños tuvieron semanas de diversión y entretenimiento. Finalmente, una amiga suya, coreógrafa, Jessica Sandoval, remodeló y acondicionó una casona en la colonia Condesa e invitó a Jerildy a compartir el espacio. Ahora cada una atiende su propio changarro en un mismo espacio; Jero, la tienda de disfraces y vestuario, y un foro para ensayos de danza, talleres y obras infantiles o para un público en general… Pero esto último, es otra historia.

Jero

Nuevo León 46, Condesa

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