Muchasmemorias infantiles nos trasportan a un momento donde tenemos un helado en lamanoy, para ser aún másprecisos y más mexicanos, digamos que una nieve o un raspado. De las esquinasde nuestras casas hasta algunos de los restaurantes más prestigiados de laciudad, esta fresca indulgencia es imprescindible.Para superar lasaltas temperaturasque se avecinanen la urbe donde transitamosnecesitamos sentir el fresco en nuestras lenguas y, de pasada, un espléndido sabor.

Hay de varios colores,texturas ysabores. También de todo precioy para cualquier paladar, el punto es que cheques la lista y no dejes de darteel simple y maravilloso gusto de regalarte una de las mejores nieves yraspados de nuestros rumbos.

Cuidado con el brainfreeze y vamos al siguiente.