Hace más de 85 años en que el fondue salió de los alpes suizos para enamorar al resto del mundo y más si al resto del mundo le encantan los quesos. Fondue Haus Zermatt es más que sólo queso fundido, es todo un concepto que combina la cocina con un lindo ambiente para degustar la comida, un ambiente que te transporta a una cabaña suiza: pisos de madera, mesas rústicas, luces cálidas y una atención esmerada son los elementos que hacen que vayas por la comida y te quedes por la atención.

El menú es sencillo pero bien hecho, porque no sólo consta de fondue si no también de pizzas y bocatas que hacen de las delicias de propios y extraños. Uno de los platos más celebrados de la casa es la crema de queso con camarones servida en un bowl hecho de pan rústico elaborado en la casa, ideal si pretendes comerte el pan y el queso, obviamente sólo puedes comer la parte de adentro sin embargo el sabor está bien balanceado.

Otro favorito de la casa es el fondue de alcachofas, te sirven una bandeja repletas de ellas y poco a poco las vas vertiendo el fondue, mientras acompañas con crutones y vino blanco. Y no sólo hay de alcachofas, también tienen el de champiñones que puedes acompañar con ensalada César.

Y como no sólo hay opciones así de saladas, hay una deliciosa variedad de fondues de chocolate, es un fórmula sencilla: te traen una bandeja con queso gouda, fresas, bananas, uvas y malvaviscos acompañado de fondue de chocolate. Sin palabras.

Las pizzas merecen un capítulo aparte, el pan está hecho de forma rústica en un horno a la leña y la salsa no es para nada abundante y lejos de ser malo, es bastante bueno para conservar la textura crujiente del platillo. La pizza que recomendamos (como amantes que somos de ella) es la Milán: pesto con queso mozzarella, jitomates y queso parmesano. Una apuesta segura si quieres salir contento y con la barriga llena.

Obviamente no es un lugar que se precie por ser económico pero sin duda que lo que gastes se verá compensado por el sabor que disfrutarás.