¡Afloja tu cinturón y, si puedes, retrasa toda cita posterior, porque esto es bueno y a lo bueno hay que dedicarle tiempo! Trento es una trattoría neta. Nada pretenciosa. Familiar. Donde el espectáculo es la comida.

Es un salón cálido, iluminado tenuemente y resguardado del ruido del DF. No se conocen muchos restaurantes de cocina trentina en nuestra ciudad y eso lo hace aún más atractivo. Pan con ajo y perejil al centro, decoración tirolesa con madera en las paredes e imágenes de la región. Entras y te parece no haber salido de tu casa. Te envuelve tal calidez que podrías decirle al mesero: tráigame lo que quiera. Rara vez tienes esa sensación de que todo lo que pidas será bueno.

Pide para comenzar los champiñones a la provenzal con ajo, perejil, una pizca de aceite y vino tinto. Están muy bien preparados, sumamente tiernos y el vino realza el sabor final. El pan es fundamental y no durará ni dos segundos.

Para el frío ordena, además, un humeante tazón de sopa de cebolla gratinada, y mientras el queso derretido y los crotones se deshacen en tu boca, puedes pensar con qué seguir la tarde.

Una de las especialidades es el osobuco con espagueti a la napolitana. Si no estás acostumbrado a ver esta carne y tanta, su textura te parecerá un pedazo de dinosaurio, pero cuando la pruebes… ¡querrás conseguir al animal completo! El espaqueti que lo acompaña es casero y la salsa napolitana tiene mozzarella de verdad. La carne está cocida en vino y es tan tierna que con sólo tocarla se deshace en pequeñas hebras. Su sabor es un poco amargo pero el vino le da toda la brillantez final a tu boca. En su salsa se irá la segunda canasta de pan.

De tomar hay un vino chianti Rufino italiano muy adecuado, además de cervezas o refrescos.

Lo restante es gula… Tiramisú de la casa (espuma de queso mascarpone con soletas de café), que está muy bien preparado y servido, aunque demasiado frío para lo que se acostumbra.

Finalmente te irás dejando una muy buena propina por el servicio y pedirás, sin duda, reserva para la semana.