Quizá te preguntes qué es lo que ha hecho un clásico del Suntory. Podríamos decir, sin miedo a equivocarnos, que mucha de su fama se debe, entre otras cosas, a sus célebres teppanyakis, los cuales, sean de pescado, carne, pollo, mariscos o mixtos, definitivamente no hay quien los iguale.

Todos están preparados a la plancha, con lo cual se logran llevar a un punto exacto de cocimiento y suavidad, y aderezados con el toque fuerte del ajo y algunos otras notas penetrantes, como la que proporcionan el chile toreado y la cebolla, que se neutralizan con la calabaza casi insípida y el sutil sabor a tierra del champiñón y la espinaca. También te recomendamos que pidas una orden de papita rallada, la cual le da un toque diferente y muy sabroso. Todo esto va escoltado con una salsa espesa de ajonjolí de sabor semiamargo.

Otros de los ingredientes que ofrecen para prepararlo son totalmente diferentes a lo que encontrarás en otros sitios, destacando la cola de langosta, el cangrejo y el rib eye, además de una amplia variedad de pescados y mariscos, entre los que están el robalo, el atún, el salmón, el camarón, el pulpo y el callo de hacha. Si estás cuidando la línea pide laversión Light, preparada con PAM, que es igualmente deliciosa.

Pero antes del teppanyaki pide unas almejas chocolatas a la mantequilla. Aunque grasositas y de un gusto peculiar, cautivarán tu paladar desde el primer bocado. El inconfundible y delicioso olor de la mantequilla derretida y el sabor tan especial que surge al combinarlo con la almeja tierna y rosada, te hará olvidar la típica preparación a la que estás acostumbrado (en frío con chile y limón).

También como entremés, las brochetas yakitori de pollo son una delicia. Con esa consistencia melosa y de sutil dulzor, y con un toque saladito proporcionado por la soya y las especias, que parecen derretirse al bañar los tiernos y dorados pedacitos de pollo asado y pimiento verde que le da ese acento fuerte. La orden es de tres y la presentación irradia armonía zen.

Un must en tu visita deben ser los famosísimos tacos de rib eye. Los trozos de un jugoso filete asado a la plancha, junto con chilitos toreados, salsita de ajonjolí –que le da ese acento entre dulce y semiamargo– y un chorrito de salsa de soya, que le da la nota salada, se sirven envueltos en tortilla de harina y se convierten en una mezcla de sabores orientales que realzan el sabor de la carne. Pide que los preparen en la plancha, ya que si te descuidas te pueden chamaquear con los que ya tienen preparados en la cocina y no tienen nada que ver.

Como complemento, ¿qué tal la grasita extra de la carne cocinada a punto de calcinación, por lo que no sentirás la textura resbalosa de los pellejitos y apreciarás un sabor parecido al tuétano? Del sushi podemos recomendar el atómico maki con tempura de camarón, queso, aguacate y chipotle, cuya presentación merece un premio de diseño. La combinación de sabores chilangorientales (picoso, pero equilibrado por el toque cremoso del queso y el aguacate) conquistarán tu paladar.

Para el postre, si eres de gustos no muy dulces, te sugerimos la tapioca con helado de vainilla. Lo insípido de las perlas de tapioca se mimetizan con el delicado sabor de la vainilla y crea un postre con el que te entretendrás intentando morder las resbalosas bolitas de grenetina. Si buscas algo más tradicional, el tempura helado (una bola de hojaldre frito relleno de helado de vainilla) es un sabor como de buñuelo pero no crujiente, sino de consistencia pastosa. Éste también es definitivamente un must que confirma lo sabroso de las fritangas, así sean japonesas o mexicanas.