En este restaurante, el staff checa mesa por mesa que todo esté en orden, no se esperan al error o a la queja, cualquier posible eventualidad se soluciona de inmediato.

Los cortes provienen de animales de razas europeas, criadas con granos de las planicies norteamericanas. Antes de pedir la carne, comienza con un aguachile de camarón, un chorizo asado o una machaca de marlín, no te arrepentirás.

Si eres de los que no se salta la sopa, prueba con el fideo seco o la sopa azteca. Para acompañar las carnes tienen una amplia selección de bebidas; su variada mixología incluye mezcalitas de guayaba, kiwi, frutos rojos, maracuyá, pepino y albahaca.

Su clericot es bueno. Un plus es que, diariamente, la mixología se sirve doble y también todos los días hay música en vivo, con un dj que toca pop, contemporánea y hasta rolitas del recuerdo. El lugar, con acabados de ladrillos y madera, es tipo rústico, muy ad hoc para este tipo de cocina.