Fue, en un principio, un discreto local de comida oriental. En algún punto decidió cambiar, renacer como “Asian street food” y concentrarse en ese subgénero. Lo de aquí es fusionar ingredientes de Tailandia, India, China y Vietnam.

Nuestros platos favoritos son el curry indio, aromático a calle de la vieja Delhi; el pho, esa sopa de carne, yerbas y anís que en Vietnam suele servirse en el desayuno, y los bolillos al vapor rellenos de pork belly -del orden que David Chang volvió famosos en Nueva York-.

En Sesame se les conoce y se les quiere por su pad thai, noodles y pulpo las brasas. Así que hazte el favor de ordenar uno, dos o los tres, nadie te está juzgando.

La coctelería sirve como pincelazos de frescura, acidez y amargura sobre el lienzo de la comida. Pide el phuket: preparado con gin, jugo de toronja, jengibre, clavo y miel de abeja.