Por: Verónica Chávez Aldaco

Pararse frente a la barra de una taberna madrileña es una de esas postales que debes coleccionar en tu vida. Y en Serrano la puedes lograr. La dinámica es como la de una cantina, pides un trago y te ofrecen comida; aquí dan tapas.

El lugar está dividido en restaurante y bar, este último es una sección dominada por una amplia barra donde se crean deliciosos tragos muy madrileños,como un tinto de verano, o un trago de la barra que puede ser una sangría madrileña, o una ginebra. También puedes pedir a la carta, así que te llevarás la experiencia completa.

Néstor es el barman creador de una serie de recetas a base de ginebra, más allá de un gin-tonic,que pretende ser el sello del lugar. Mi favorita fue el Dry Martini, con London No. 1 y una coqueta brocheta de aceitunas rellenas de queso roquefort, un excelente maridaje.

También llamó mi atención el trago – aún sin bautizar– de ginebra con tres estrellas de anís, agua quina, pimienta negra y unas gotas de limón, una alternativa divertida para los amantes del destilado.

Si prefieres algo más tradicional, hay 75 etiquetas de vinos españoles y mexicanos o una infalible cerveza de barril.

Cualquiera que sea tu elección vendrá con una tapa de cortesía que varía entre una ensaladilla de surimi, un montado de jitomate con jamón serrano y almendras o una brocheta de queso manchego con tomate y vinagreta de hierbabuena, mientras como música de fondo suena una canción de Alaska.

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