Si algo define al Rojo Bistrot es su espíritu bohemio y desenfadado, como solía ser la Shakira de Pies Descalzos y que tanto extrañamos.

Aquí podrás disfrutar de una atmósfera absolutamente bistrocera, típica de los barrios de París o Nueva York, apoyada con buena música y una iluminación que por la noche lo hace más íntimo.

La carta es francesa y la oferta de vinos muy decente. Los grandes platillos de la casa son la sopa marroquí, el confit de pato y las albóndigas turcas de cordero. Del mar tienes que probar el róbalo Rojo Bistrot (en salsa de zarzuela con almejas y mejillones).

Para el postre, obviamente, la crème brûlée es de los favoritos, pero los profiteroles para nada se quedan atrás.

Rojo Bistrot no es un lugar muy grande (en bienes raíces lo llamarían “acogedor”); sin embargo, se disfruta e invita a la intimidad. Es muy buena opción para una cita; la coctelería es de lo mejor que hay.