Según la historia, fue Marco Polo quien llevó los tallarines a Italia y de ahí, se exportaron al resto del mundo. Si a este famoso personaje le hubieran dicho que mil años después, un restaurante ubicado en el nuevo continente llevaría su nombre y serviría espagueti, él lo hubiera negado rotundamente. Pero se equivocaba, porque sí existe y queda en Clavería.

Los antipastos son especialidad de la casa: antipasti provoleta, unas deliciosas rebanadas de queso provolone horneados con aceite de oliva, aderezadas con orégano sobre una cama de jitomate. Una excelente entrada si el plato fuerte es, justamente, espagueti.

No negamos que la oferta de comida es poca, pero muy especializada y ello nos regala bellezas como la ensalada pasta & gamberi (con camarones gigantes al ajo, acompañado de cualquier tipo de pasta con guarnición de lechugas), la Crespelle Di Formagi (crepa rellena de queso y gratinada).

¿Y que es un restaurante italiano sin pizza? el menú cuenta con una oferta de más de 20 variedades y no importa lo que te digan los remilgosos, estas pizzas son enormes. Si planeas ir con alguien que “come como pajarito” mejor vayan a otro lugar, porque aquí se viene a comer en todo el sentido de la palabra.

El lugar es pequeño como un barco veneciano, por eso es común encontrarlo lleno. Y no te preocupes por el dinero, los precios son accesibles y realmente lo valen, así que la próxima parada en la ruta hedonista de tu vida, debe ser Marco Polo.