Este es un proyecto de los chefs Mikel Alonso y Gerard Belver. Lur significa tierra en la antigua lengua euskera, y su nombre es un guiño al concepto detrás del restaurante: cocina casera ligada a las tradiciones españolas y a uno que otro plato de gastronomía nacional.

Por fuera, el restaurante comparte fachada con un café mexicano, pero al poner pie en el salón es difícil ignorar el interiorismo. Es moderno (maderas y colores llamativos en el mobiliario) y acogedor, nada extravagante, logra hacerte sentir como en casa (de alguien con muy buen gusto, eso sí). Si llegas a percibir triángulos a lo largo de todo el local, se debe a que éstos representan la tierra en la alquimia.

Al llegar te recibe un carrito de aguas frescas en botella, la de horchata de coco es refrescante y dulce. Esta es una muestra de lo atento que es el servicio de este restaurante. En el apartado culinario, su menú apuesta por pocos platos bien seleccionados que responden a la costumbre familiar de sentarse a la mesa y compartir la comida. Muestra de ello es el pollo al horno con verduras. Se sirve entero y se cuece en un caldo de pollo rostizado para potenciar su sabor. También encontrarás triangulitos fritos sabor quesadilla que pueden resultar llamativos por su presentación.

De forma individual, el caldo de frijol es imperdible. Se acompaña de romero, queso de Ocosingo con hoja santa, cebolla, tortilla frita, chile serrano y aguacate rostizado al gusto. La hamburguesa de wagyu es muy recomendable y bastante grande, seguro que con solo este platillo quedarás satisfecho. Ésta lleva foie gras de pato y cátsup de tomatillo, y la sirven con papas a las francesa.

En lo fuerte, hay opciones marítimas como una selección de carnes, donde el solomillo de cerdo ibérico con queso azul protagoniza gratamente. A estos platos se les puede acompañar con algún vino de su cava que contempla caldos de diferentes regiones, aunque los españoles predominan. De postre, el cremoso de chocolate es un consentido del lugar.

No es secreta, pero en la parte superior del salón existe una terraza. Para llegar a ella hay que subir la escalera de servicio desde donde puedes dar un vistazo a la cocina de producción. Es luminosa, íntima y perfecta para alejarse del bullicio.