El Restaurante Boros comenzó como una taquería de carnitas en una esquina de la Roma Norte y la demanda lo llevó a convertirse en el restaurante bar que conocemos actualmente.

Es como una historia de Cenicienta, en la que en lugar de bailar el vals, el príncipe y la protagonista salen a echarse dos de nana y uno de buche.

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Se hicieron famosos gracias a sus carnitas, así que por supuesto deberías de pasar a echarte unos tacos. Pero tampoco te puedes perder el chamorro, porque está más sabroso que el de cualquier futbolista.

También encuentras desde gorditas de chicharrón y enchiladas de mole, hasta filete de pescado a la plancha o pechuga cordon blue, así que sabes que hay para todos los gustos.

Restaurante Boros es un lugar sin pretensiones, en el que disfrutas de antojitos mexicanos a precio razonable y en un ambiente ligero al que puedes ir con amigos a ver deportes, o con tu familia política… para que también veas deportes.

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