Estamos frente a un clásico restaurante italiano de ambiente rústico y recetas tradicionales hechas con productos importados de Italia. De inicio, un acierto: el jitomate redondo y el limón amarillo que dan como cortesía para calmar el hambre: basta un poco de sal, limón, orégano y aceite de oliva.

Si vas a botanear y a echar una copita de vino italiano, pide las bolitas de queso parmesano y sumérgelas en la salsa de jitomate y albahaca que dan como acompañamiento. O prueba la tabla de carnes frías. Ahora que si lo tuyo es la comida vegetariana, la berenjena al horno es para ti. Tiene el sabor de una lasaña, pero dejando de lado tantas calorías.

Como buen italiano, ofrece pizzas con tremendo horno de piedra. Elegí la Genovese: tocino frito y enormes rebanadas de jitomate y albahaca. Está muy buena.

Para el postre hay dos opciones: el tiramisú –si eres muy clásico– o el helado de Stracciatella (leche con chocolate troceado) con una bolita de espárragos, ¡sí, helado de espárragos! En general, la calidad es alta, pero también los precios.