Cortes de carne en un ambiente juvenil y acogedor. Aquí hay que llegar con hambre porque además de rico, las porciones son vastas. Para abrir boca, unos empalmes norteños, con queso gouda, rib eye y salsa de morita y champiñón, unos crujientes tacos de camarón roca con mayonesa picante, o uno tacos de lengua horneados en su jugo con cebolla y cilantro son excelentes opciones.

Si prefieres sopa, pregunta por la del día o el clásico jugo de carne o la sopa de tortilla. Y de plato fuerte, atrévete a pedir un rib eye, de un kilogramo, obvio para compartir, bañado en grasa de tuétano, o bien a la sal, otra opción son los tuétanos al carbón, servidos con chimichurri, perejil, salsa molcajeteada y tortillas de maíz para hacer tacos.

Si tú o tu acompañante no desean carne, cuentan con pocos platillos de pescados y mariscos, pero eso sí, muy selectos, ejemplo de ello son el steak de atún y el aguachile de pulpo y camarón. De postre, la esfera de chocolate semiamargo, rellena de helado de vainilla con frutos rojos y bañada con salsa de licor de horchata, además de original es deliciosa. El servicio de bar maneja aperitivos, digestivos y coctelería clásica.