En un restaurante como Piegari, siempre es mejor pedir para compartir, sobre todo en un lugar en el que una orden de pasta o risotto alcanza para que coman tres (y bien). El lugar es de lo más acogedor del rumbo (a pesar de su ubicación entre corporativos y dentro de un centro comercial), y si bien es un lugar que se presta para comidas de negocios el código de vestimenta es bastante relajado. Lo primero que te da la bienvenida es una pequeña sala, para fumadores,  en dónde puedes esperar mesa con un aperitivo. Una vez adentro, en el salón principal, en la terraza (techada) o alguno de sus privados, hay que tomarse el tiempo para decidir entre las opciones de la carta, es amplísima con opciones de cocina bastante clásica y sencilla. Si quieres ir directo a las pastas te recomendamos las cuerdas de guitarra a ll’arrabiata, una pasta de fideos muy delgaditos elaborados a mano, con tomate y un toque picante ideal para el gusto mexicano. Lo mejor de este plato es que refleja el concepto de “cocina casera”, por lo fresco de los ingredientes y lo palpable de los sabores. Para una comida escalonada, te recomendamos entrar con los antipasti, fríos o calientes; algo tan sencillo como las aceitunas rellenas y empanizadas o el carpaccio de lomo de res con albahaca, un plato que resalta por la frescura de la albahaca y la suavidad de la carne. Lo que sigue puede ser una selección de bruschettas: son tres pares de montaditos variados, de pan campesino con serrano, mozarella di Buffala y jitomate confitado; con salmón o con un salteado de verduras. Como plato fuerte hay varias opciones: unos canelones o un risotto con camarones: viene azafranado, de consistencia muy cremosa y camarones gigantes. Para acompañar la casa tiene una selección de 150 etiquetas de vino, todas acomodadas en una bonita cava flotante sobre una de las paredes del comedor, con algunas opciones al copeo. Deja un espacio para el postre, son gigantes y de estilos frutales o achocolatados para ajustarse a tu antojo. Una opción, no muy empalagosa es la merenguetta, una combinación de merengues, helado de crema y fresas que contrasta muy bien la acidez de la fruta con el dulce del merengue.