Dentro del hotel La Casona, en la colonia Roma, se encuentra un concepto tipo bistro con un menú sencillo, sin pretensiones, con algunas variantes fusión, pero basado en los clásicos de siempre: sopa de cebolla, filete a la pimienta y otras delicias parisinas. El lugar fue remodelado hace casi dos años y pasó de ser un merendero sin personalidad a un acogedor espacio de elegante estilo cincuentero en donde lo primero que llama la atención es el servicio: el equipo de meseros se desvive por hacer sentir cómodo al comensal. El menú es amplio, pero una entrada ayudará a calmar el apetito y tomar una decisión mejor pensada. Las terrinas de conejo y cerdo se sirven de forma típica con pepinillos y mostaza, mientras que los spring rolls se presentan como saludables lonjas de atún crudo con la mezcla justa de pesto y un aderezo de soya dulce con apio. Es indispensable que te guste el pescado crudo, si no, pasa directo a la sopa, pero en vez de pedir la de cebolla prueba la crema de palmitos, con un sabor muy parecido al de los espárragos, pero más sutil, con un toquecito dulzón. La crema se acaba en unas cuantas cucharadas y la sensación de sosiego es inmediata. El corazón de filete a la pimienta es extraordinario, con mucha, pero mucha pimienta verde quebrada, la salsa es suficiente y con un picor y aroma mucho más mesurados que cuando se prepara con pimienta negra. Por eso el maridaje no requiere de un vino tan potente: el Casa Madero Shiraz sería una buena elección. Piaf es un reducto de tranquilidad en el frenesí condesero y, como su clientela más frecuente son los hombres de negocios de los alrededores, el viernes es el día más tranquilo. Hora del postre. En un preparado con higos frescos, la calidad la determina la estación. Lo que se le aplaude al chef es su pertinencia y exquisito gusto. Cortados en cuartiles, vienen entibiados en salsa de oporto que no es recomendable para compartir, es tan delicioso que podría causar chantajes y reclamos. Los meseros, todos, se sienten orgullosos de su trabajo y de la calidad de la comida. En repetidas ocasiones hacen comentarios sobre la frescura y, al final, el capitán se acerca buscando el consejo de los comensales para mejorar; eso siempre se agradece.