Es señorial. Aquí me animaría a traer a mi abuelito, aunque por el tipo de cocina no creo que lo pudiera resistir. El Centro Gallego o mejor conocido ahora como O’Xacobeo es un auténtico referente para la comunidad de esa región española. Es extraño ver a tanto “chaval” en un lugar tan alejado del gusto juvenil en cuanto a comida, música y ambiente.

Apenas llegas sale a recibirte el capitán de meseros y asigna a alguien para que te dé una mesa rápidamente. Ya sentado te entregan una carta amplia y con varios platillos típicos de la región.

En bola siempre puedes probar más cosas. Nosotros empezamos con una tortilla española, que resultó cumplidora. Para plato fuerte me fui detrás de un salmón en salsa de langosta. Lo que me encantó es que cocinaron al pescado con piel, que sabe deliciosa, con ese saborcito perfumado y crujiente tan particular del salmón. La salsa de langosta me dio la impresión de que no estaba tan integrada al plato.

El corazón de filete a la pimienta estaba estupendo, y al filete de res a los cuatro quesos le damos el premio a la combinación de sabores potentes. Uno de esos quesos, que, por cierto, opacaba a los otros, era roquefort. Por supuesto que esto debía ir acompañado de un buen vino español. Nosotros decidimos que fuera uno de la Rivera del Duero. En el bar manejan alrededor de 20 etiquetas solo de vinos españoles más otras europeas y latinoamericanas.

Aunque el ambiente no es lo más acogedor, tienen muchos clientes asiduos, aunque eso tiene que ver más con la comunidad que con el lugar.