Ok, olvídate de cursilerías como “Bajo el mar” porque en Ostionería Mazatlán esa es una realidad patente. Por fuera se ve como un lugar normal sin ningún tipo de aspavientos ni pretensiones. En realidad la decoración es el sueño de cualquier amante del mar: paredes azules, techos azules con serigrafía de gaviotas, marlins colgados de las paredes y un enorme marco pintando como si fuera un puente de piedra.

La neta parece el escenario de la “Laguna azul” solo que sin los güeritos adolescentes. Obviamente, cuando entras te das cuenta que no verás un pollo en el menú ni soñando porque este lugar es de pescados, ostiones y mariscos.

Nos encantan los lugares especializados porque siempre dan lo mejor de sí y afortunadamente esta no fue la excepción. Las quesadillas de camarón son una entrada deliciosa y más si tienes niños pequeños fanáticos de este delicado marisco. Las típicas empanadas las puedes rellenar de camarón pero si no quieres, puedes pedir que le pongan ceviche, atún o pulpo con solo un extra.

La mojarra frita con guarnición de ensalada verde es una comida bien sustanciosa porque la mojarra no es nada pequeña y pagas según el tamaño de la porción. El pulpo a la mantequilla es uno de nuestros grandes favoritos: bien hecho, sabroso y acompañado con arroz es un plato que vale la pena explorar.

Las almejas y los ostiones son las especialidades de la casa, los puedes comer con limón o cocidos, amamos la versión a la Rockefeller, riquisima y a prueba de alergias. Y la paella, infaltable en una buena comida familiar y el alambre de camarón, platillo ideal para compartir con unas buenas tortillas de harina. Es que amamos los alambres de camarón de este lugar. Si aun te queda espacio en tu marino estomago, pide un helado de elote: refrescante opción para una tarde con visos costeños.