Si algo tiene de bueno este restaurante es que su historia va contra la corriente. A diferencia de muchos lugares que comenzaron en el DF y abrieron sucursales al interior de la República, el Nick San nació en Los Cabos y se exportó a diferentes latitudes; esta es su tercera sucursal en el DF. No hay que confundirse: no por tratarse de una cadena, la calidad se demerita.

El Nick San tiene platillos (creaciones del chef Ángel Carbajal y Masayuki Niikura) que se distinguen por sus toques japomexicanos y por el buen trato de la materia prima, principalmente pescados.

Uno de los platillos especiales de la casa es el arana kara ague (cangrejo de concha suave salteado con chile serrano y cebollón, con un toque de salsa ponzu), un plato de frituras, crujiente y sumamente grasoso, en donde el sabor del cangrejo es casi imperceptible por lo salado (sientes la lengua escaldada); hasta el picor del chile y lo fuerte del cebollín se pierden entre tanta sal. Más que a jaiba sabe a charales fritos. Pero descuida, no todo está perdido… puedes pedir el sashimi blanco negro, otro de los especiales, que exime al anterior. Se trata de un atún sellado con ajonjolí blanco y negro, cuyo sabor exalta la frescura del pescado, que combina impecablemente con el toque fuerte de la cebolla morada y el penetrante, casi picante, tono del ajo tostado. La salsa ponzu y el ajonjolí solo vienen a complementar la receta con un acento entre dulce y amargo.

Y mientras esperas el siguiente plato, ¿por qué no bebes algo chic? El lichi ing es uno de los especiales de la casa. Se prepara a base de vodka-sake, lichi y leche de coco, y es ligeramente dulce y cremoso. Es muy rico, aunque su sabor quizá te recuerde a una piña colada). También puede elegir cualquiera de las variedades de sakes, muy ad hoc con el lugar. El sake-taoki, a base de pepino, con refresco lima limón, es muy fresco. Sabe como a Sprite con piquete. También cuentan con una buena selección de vinos.

Siguiendo con la reivindicación, el ebi miso son camarones con espárragos bañados en una salsa de queso gorgonzola, en donde este intenso pero delicioso sabor, combinado con lo fuerte del ajo, te dejará sin palabras. Ésta es una buena opción sólo si lo compartes, para no ser el único que huela a ajo. Si estás de antojo ligero y prefieres un sushi (que en su mayoría vienen muy bien presentados y preparados), el lemmon roll tiene por dentro aguacate, pepino, y atún spicy, y por fuera atún y rebanadas de limón dulce con un toque de salsa ponzu. Esta combinación da como resultado un sabor entre picosito y ácido que, combinado con la salsa ponzu y un poco de wasabe definitivamente despertará tus papilas gustativas. La consistencia del arroz es la indicada: firme y cero chiclosa.

Y para reventar calorías, está el ganache, con el que descubrirás en cada bocado una invocación al placer. Este diamante negro es de consistencia esponjosa (casi como un mousse) pero en panqué. Aquí se mezcla lo dulce y lo amargo del chocolate, y va cubierto con una capa de chocolate casi derretido que se convertirá en un dulce tormento.