A diferencia de otros restaurantes donde lo italiano se resume a murales con look de bodegón, en Negroni apostaron por algo más moderno y sobrio: líneas rectas, flores naturales en la barra de cocteles, y un ambiente abierto y lleno de elegancia. Además que cuenta con una terraza sacada de un libro de cuentos.

La atmósfera es ideal para tres cosas: comida de negocios, con la familia o con tu pareja así que nada de ver ejecutivos sin alma vendiendo activos, aquí verás romance y cariño por todas partes sin pecar de cursis. Aunque lo seamos.

El nombre de Negroni viene del nombre de un trago muy conocido, así que no es de extrañar que la oferta de bebidas sea tan significativa. El menú es pequeño pero variado, las entradas son ideales para saber con qué tipo de chef nos estamos topando y aquí tenemos a uno muy creativo y fresco.

El carpaccio di Tonno es una ricura de atún marinado en cítricos y eneldo, acompañado con hinojo y cebolla, refrescante y marino; el calamari fritti es un plato de calamar con pimiento y calabaza acompañado de salsa tártara. Aunque si bien están sabrosas, mejor pide un polipo arrosto, es un pulpo rostizado acompañado de papa, ideal para quedarte con más ganas de seguir comiendo.

La pasta merece mención aparte, está hecha en casa y con una salsa excelente, y aunque si bien todo esta bastante bueno, no te arriesgues y pide los dos favoritos de la casa:

  • Pappardelle Portofino: pappardelle ancho con salsa de jitomate, albahaca, piñón y queso parmesano, llenador y suculento.
  • Gnocchi viola al salmone: esta pasta hecha con papa morada se acompaña con salmón, tomate cherry, zucchini y vodka. El gnocchi es delicioso pero pesado así que trata de acompañarlo con un buen vino blanco que te ayude a digerirlo.

La pizza es un gran clásico, hecha a la leña y bien crujiente, pide la Capricciosa: queso mozzarella fresco y hojas de albahaca fresca. Si aún te queda espacio, pide la Mialona con prosciutto y salchicha italiana. Creemos que no querrás comer en otro lugar.