¿De antojo? ¿Qué tal unas tostaditas que prometen no convertir la experiencia en un número de acrobacias? No necesitas ser malabarista para saborearlas, ya que seguro se desmoronarán en tu boca y no en tus manos. En Naos, eso es sólo el principio de una pasarela estético-gastronómica de platillos. La crujiente tostada de ceviche abre paso al sabor del pescado finamente picado y previamente marinado en una salsa entre dulce y salada, combinación de soya y una cebolla cocida y caramelizada, todo enmarcado bajo el sedoso sabor del aceite de oliva y un toque acidito de limón. Para seguir con las especialidades, prueba la sopa de frijol negro (te sugerimos pedir ½ orden). Primero reposan en un impecable plato blanco la crujiente juliana de tortilla recién salida del sartén, las tiras de nopalitos y los cuadritos de queso fresco, todo ello escoltado por una jarra que transporta el caldillo de frijol negro. El líquido se vierte en el plato y se dejan al final, como obsequio, los frijolitos suaves, calientitos… sabrosísimos. Cuando crees que no puedes más con tanta delicia, llega como invitado de honor el pato al horno con salsa de mandarina y arroz salvaje (otra especialidad). Doradito por fuera y acariciado por la salsa de mandarina (nada empalagosa), lleva el toque justo de especias. La suavidad de la carne es increíble. Para disfrutar mejor de este festival de sabores, elige alguno de los vinos que tienen en su amplia selección a costos promedio. Los amantes de los carbohidratos podrán consentirse con la exquisita panadería, en la que destaca el crostini de parmesano. Delgadito, crunchy, de color dorado y con el sutil sabor de los trocitos de parmesano fresco. Para finalizar, el pastelito de chocolate tibio con helado de frutas del bosque, es un cono de adicción. El panqué calientito y suave, y la sorpresa del chocolate oscuro, semiamargo, derretido en el interior y combinado con la frescura acidulada del helado, combinan perfecto. Mónica Patiño, la chef propietaria suele estar al pendiente de cada detalle y ha hecho de Naos un lugar para chilangos exigentes. Seguramente más de uno estará ya familiarizado con el menú y hasta ordene los platos de memoria. Señoras de la zona, ejecutivos, familias y grupos de amigos, gozarán largas sobremesas en un ambiente acogedor y relajado, lleno de sencillez. Una experiencia, sin lugar a dudas, muy recomendable.