Aquí sólo basta una palabra: aguachile. Y también cerveza, agua, refresco o cualquier otra bebida con la cual quieras acompañar tu platillo y mitigar la picazón en tu lengua. La gente de Mi Gusto es, te consiente desde que te sientas en la mesa con unas ricas tostadas y cerca de seis salsas diferentes —una botana que prepara tu estómago—. Para empezar, puedes pedir unos Tacos Gobernador, una tortilla retacada de camarones; o tal vez una tostada de pulpo, fresca, con especias y verdura. Pero lo mejor viene al final: el glorioso aguachile, camarones sazonados con limón, y chile piquín que te van a enchilar. Los puedes comer solos, o prepararlos sobre una tortilla dorada y acompañarlos con cebolla morada y pepinillo. No llegué al postre porque el tamaño de los camarones y la abundante porción de los mariscos, nos dejó simplemente con la sensación de habernos teletransportado del DF y estar frente al mar. Un mar de autos, pero mar al fin y a cabo.

Cura crudas: Aguachiles de camarón