Aquí solo basta una palabra: aguachile. Y también cerveza, agua, refresco o cualquier otra bebida con la cual quieras acompañar tu platillo y mitigar la picazón en tu lengua. La gente de Mi Gusto es, te consiente desde que te sientas en la mesa con unas ricas tostadas y cerca de seis salsas diferentes -una botana que prepara tu estómago-. Para empezar, puedes pedir unos Tacos Gobernador, una tortilla retacada de camarones; o tal vez una tostada de pulpo, fresca, con especias y verdura.

Lo mejor viene al final: el glorioso aguachile,  camarones sazonados con limón, y chilepiquín que te van a enchilar. Los puedes comer solos, o prepararlos sobre una tortilla dorada y acompañarlos con cebolla morada y pepinillo. No llegué al postre porque el tamaño de los camarones y la abundante porción de los mariscos, nos dejó simplemente con la sensación de habernos teletransportado del DF y estar frente al mar. Un mar de autos, pero mar al fin y a cabo.

Más allá de las recomendaciones, la oferta es muy amplia y amerita varias visitas, porque incluye aguacallo, tacos gobernador (con machaca de camarón o marlin), gigantescas tostadas, cocteles y toritos, que son chiles norteños rellenos de camarón o marlin. También camarones hawai (con piña) y cocosteños, empanizados en coco y bañados en salsa de mango.

Todos ellos, acompañados con la picosísima salsa de la casa preparada con base en chiltepín y un cajón con una batería de otros 10 aderezos, que incluyen especialidades norteñas como Huichol (de Tepic, con chile cascabel), La Guacamaya (de Culiacán, con chiles varios) y Don Leonardo (de Mazatlán, con chile de árbol).

Bebidas y postres de recetas de la casa completan el menú, porque hay flan con rompope, pastel de la casa, tartas, pie de limón, café y té.