Cierto, aunque otros locales y puestos de mariscos en el Mercado de San Pedro de los Pinos, hay que darle honor a quien honor merece. De hecho, el mercado en sí ha sido prácticamente absorbido por este emporio de los mariscos preparados, que tiene una impresionante cantidad de clientes y cada día conquista más: Mariscos Altamar es la principal atracción de este mercado y, quizás, de la colonia entera.

Vale la pena visitarlo, sin importar la pesadilla que puede significar estacionarse en el parque aledaño. La atención y la velocidad del servicio son tan sobresalientes que el mal trago pasa rápido. ¿El secreto del éxito? Frescura y buen precio: los ostiones en su concha todavía saben a mar cuando te los llevas a la boca, y las almejas vivas lo están efectivamente.

Mariscos Altamar es un paraíso para los crudos y trasnochados. La cara delata a los comensales, para quienes no hay mejor remedio que una Chabela Altamar, que consiste en un gigantesco y espeso coctel de ostiones preparado en un tarro ¡con cerveza! Sí señor, esto de verdad levanta a un muerto. Comprobado. El prominente caldo de camarón, que cuesta sólo 36 pesos, es otro de los atractivos de este lugar. Picosito, intenso y con trozos de carnoso camarón gigante, también cuenta con nuestro visto bueno.

Los precios son sumamente accesibles: un Vuelve a la ida (sólo hay un tamaño) cuesta $65 pesos, mucho menos que en cualquier marisquería pretenciosa, y tiene una calidad es estupenda. Con un rico y fresco sabor a marisco, combina camarones con ostiones y no deja que la salsa catsup ensombrezca su rico sabor. Vale la pena condimentarlo con salsa de chile habanero para acabar enchilado y rematar con un par de crujientes empanadas de jaiba.

Eso sí, no deja de ser un mercado: sillas de mercado, baños de mercado, ruido de mercado y olor a mercado. Hay quienes disfrutamos de lo pintoresco de la situación, pero evidentemente no es para el gusto de cualquiera.

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