Maque comenzó como una tierna panadería en Lomas Verdes y probablemente nadie pensó que años después sería el centro de reunión de la señoras bien de Polanco y luego de San Ángel. Probablemente sea por su dulce decorado, los aniñados mandiles de las meseras o por los fantásticos chilaquiles.

En Maque ni el servicio ni los precios han sido nunca la carta fuerte pero, ¿a quién le importa si las conchas saben a sueño hecho realidad?

A la hora del desayuno, este y todos los Maques con sus meseras vestidas a lo francés -y sus mesas  también- están a reventar. Una hora puede tomar conseguir mesa y a pesar de ello, los comensales que buscan estos gloriosos sabores esperan pacientemente.

Los chilaquiles, crepas y enchiladas son sólo algunas de las especialidades. Lo que te incluya frijoles, te está regalando un gran acompañante, así que no dudes en pedirlo.

Los postres del lugar por sí mismos son, no una excusa, sino una razón para comer ahí. Vamos, incluso hasta para hacer los tres tiempos en un día de gula sin culpa. El brownie de chocolate algún día tendrá su propio monumento.