Si hablamos de comida mexicana como experiencia en su totalidad, habría que incluir a la música, la fiesta y sobre todo a la familia mexicana. Este lugar es como una monografía, podemos encontrarnos desde el fresa súper crudo, hasta los abuelitos que están celebrando bodas de platas. Todo esto acompañado de vendedores ambulantes, unos rancheros y hasta un grupo de tambora.

¿Y porqué tanto alboroto? Aquí hay birria, carnitas, caldo de camarón, paella..casi cualquier pecado que podamos imaginar. Aunque lo fuerte de este lugar son los sopes (que distan del típico sope que conocemos).

La base es una tortilla alargada con dos rebanadas de queso manchego. En su parte superior se complementa con bistec, costilla, chorizo, cochinita pibil, suadero, chicharrón, etc., etc. Éstas porciones ponen a prueba la resistencia de la tortilla, creando una escultura de carbohidratos. Para los que son más narcisistas, existe el sope con base de nopal. Y el número de combinaciones sólo puede ser determinada por la gula del que pide. Cuando una fritanga muere y pasa al cielo, se convierte en un sope de la 9.

Si te queda espacio, puedes pedir flan (Napolitano, Cajeta ó normal). Además de que hay varios postres como strudel, helados y pasteles.

Y una advertencia final: Desabróchate el primer botón del pantalón, es un hecho que no lo vas a necesitar.