Vinos, vinos y más vinos. De eso trata El Pecado de Noé, perfecto para los que disfrutan del juguito de uva pero no se sienten todavía expertos. El local, que se encuentra en la cada vez más luminosa calle de Oaxaca (casi llegando a la Plaza de la Cibeles) es sencillo, moderno y ligeramente caluroso, aunque no sabemos si el vino tiene que ver con el bochorno.

Una larga mesa común se extiende justo a la entrada del local mientras que en la parte trasera se alinean las mesas más pequeñas. No hay carta pero sí una cava a la vista para que el cliente elija su propia botella (con etiquetas que marcan los precios, la región y el tipo de uva).

La idea es que desde la vista uno se enamore de la botella que va a consumir. El equipo del lugar puede guiarnos en nuestra elección pero respeta también a los que prefieren tomar la decisión sin ayuda (los meseros son amables aunque no especialmente duchos en el complicado tema de vinos).

La selección incluye botellas españolas, francesas, argentinas y australianas de buena selección, es decir, estas no te las topas en cualquier súper. Y los precios son razonables; hay botellas desde 200 pesos ideales para acompañar la plática.

Para comer el menú esta pensado como acompañamiento del vino: tapas, pizzas y ensaladas. Además de las combinaciones ya clásicas de carnes frías y quesos no hay que perderse la pizza Pecado que viene con higos marinados en vinagre balsámico y jamón serrano (perfecta para un buen trago de tinto). Ojo, no tienen licencia de alcohol, o sea que sólo hay vinos y cervezas (de barril y muy buena, eso sí).