En 1945 el mundo cambió completamente porque la taquería Los Panchos abrió sus puertas para maravillar clientes, y bueno, también porque acabó la segunda Guerra Mundial.

Una taquería tradicional, estilo cantina, pero que incluye todos los servicios de un restaurante; es decir, una carta que abre con diversas entradas, sopas, postres y tragos. El servicio también es un pilar de este establecimiento y suele ser muy bueno.

Mientras esperas tu comida, las entradas son una deliciosa opción para compartir, ya sean sopes o unos totopos con guacamole. No importa lo que pidas después de tus entradas, recuerda que las tortillas están hechas a mano en el momento.

Prueba la especialidad: los tacos campechanos de carnitas y chicharrón, con cilantro, cebolla y mucha salsa roja o uno de carnitas solo, su sabor merece degustarse así. Solo ten en cuenta que los tacos son muy generosos y las porciones no son para gente que se hace de la boca chica, si vas a comer con los ojos no te vas a saciar, pero cuando le hinques el diente, quizás no te quepa tanto.

No te olvides de probar sus petroleras: una gran tortilla debajo de una cama de frijoles debajo de la carne de tu preferencia con o sin queso -ponle queso-. Valdrán mucho la pena y si te vas caminando necesitarás varias cuadras para bajarlas.