En la lonchería María Isabel tienen el modelo clásico de lo que una queca de la calle tiene que ser: una capa de masa frita y esponjosa con rellenos varios a tu antojo (que si el requesón, que si la tinga de pollo), una salsa verde con cilantro y para rematar un poco de crema aguada, queso espolvoreado y lechuga.

Si las quecas te parecen un exceso, hay alternativas del mismo género fritangero (no hay nada que no este frito): sopecitos, flautas, y tostadas.

Para olvidarse del dolor de cabeza, se puede pedir un atolito, un café de olla o un simple refresco bien helado.