La próxima vez que alguien te diga que no ocurre nada nuevo en el sur de la ciudad, piénsalo dos veces. En el corazón de San Ángel se instauró la segunda leyenda musical del chef Rodrigo Carrasco: Lennon (la segunda porque la primera fue Bowie). Un restaurante de pequeñas dimensiones pero de grandes retos culinarios. En especial en una zona donde los comensales son un tanto conservadores.

Cocina libre, de esa forma se define este local y al dar un vistazo en su carta tiene sentido. Aquí conviven una jamón serrano con helado de burrata, un bun (pan al vapor) de hongos asiático o una barbacoa de cordero y mezcal. El resultado es un menú sin bandera: todo puede ocurrir, aunque puede resultar confuso.

Para dar un pequeño recorrido por el menú, es buena idea pedir al centro. En caso de altas temperaturas, el ceviche de hiramasa o la tártara libanesa te refrescarán el paladar. Si no, las calabazas, rellenas de quinoa en ajo y requesón, son la opción. En el apartado de fuertes hay que ordenar la sepia al carbón rellena de arroz negro y pork belly, una combinación rara pero que se integra de forma grata. Otra recomendación es el recado negro yucateco, es ligeramente picosito y va acompañado de un huevo perfecto (cocinado a baja temperatura).

De postre, la pavlova de violetas alardea de refinamiento hasta en el plato, pero si lo tuyo es el matcha, tienen un postre triple con helado, bizcocho y crème brûlée de este sabor, que satisface muy bien el antojo. En Lennon, el chef Rodrigo se siente free as a bird. Si andas por la zona es una buena alternativa para descubrir su cocina.