San Luis es el santo patrono de los cocineros de costillas o al menos a eso saben aquí, porque son para chuparte los dedos, las manos o hasta los codos dependiendo de tu habilidad para comer sin mancharte.

Las parrillas en las que cocinan te hacen babear un poquito, al ver los cortes de arrachera y el rib-eye. Éstos son especialmente ricos también. El de arrachera viene acompañado con cebollitas cambray asadas y un huarache que son para agradecerle a San Luis mismo por estar cuidando que siempre sepan igual.

Y si decides comer cualquiera de sus carnes, las tortillas hechas a mano y al momento podrán servirte para hacerte un taco o también puedes llenarlas de frijoles calientitos, como gustes. Los guisados de epazote que son para sentirte en casa con tu mamá cocinando. O tu abuelita, a la que le queden mejor.

El ambiente es perfecto por si quieres llevar un grupo grande que quiera pasarla bien, tomar unas cervezas e inducirse un hermoso food coma que acabará con sonrisas en la cara de todos los que vayan.