Las caballerizas no sólo son la parte de la casa de la gente rica donde van a tener un amorío, sino también un excelente restaurante para pasar en familia los fines de semana. Puedes pasear por sus enormes jardines, jugar fútbol, rentar caballos, hacer manualidades (aclaración triste: el taller no lo imparte Cositas) o visitar la mini granja. También puedes rentar su lugar para eventos.

El ambiente es óptimo para pasarla bien, al son de los músicos que van de mesa en mesa, puedes disfrutar una cerveza bien fría y algunos antojitos y platillos mexicanos. Las quesadillitas mixtas de hongos, flor de calabaza, chicharrón, rajas y queso son buenas para comenzar y no, gente de provincia, no vamos a regresar a esa discusión sobre las quesadillas. Otra buena opción es la ensalada de nopales cubierta de queso fresco y cilantro.

El fideo seco que sirven aquí no es como ninguno que hayas probado, pues viene acompañado de chorizo crujiente y una pasta cremosa. Todo viene bastante fresco. Como plato fuerte, la cecina es increíble. Las carnitas también están a la altura y no te preocupes, no son de los caballos que viste antes. Recomendamos ampliamente pedir la arrachera chihuahuense o la barbacoa de borrego con su debida salsa borracha (no la juzgues, el alcoholismo es un problema delicado). Puedes sentir como el borrego complementa muy bien el sabor amargo de la salsa.

Al terminar, échate un café de sabor profundo. No vaya a ser que vengas cabeceando en la carretera y por supuesto, como dijera Ximena Sariñana en sus años mozos: “ponte el cinturón”.