En una pequeña esquina de la Roma con un ambiente entre costeño y de vecindad, La Veracruzana ofrece verdaderos manjares del puerto.

Aquí se pueden encontrar deliciosos preparados de mariscos, pescados y crustáceos en auténticas recetas jarochas.

El arroz a la tumbada es definitivamente uno de los mejores platillos. Un caldo con arroz y un profundo sabor de mariscos viene acompañado de todo tipo de frutos del mar.

En sí mismo es un platillo completo, pero nadie en su sano juicio puede dejar de probar los chiles rellenos, las empanadas y los cocteles; en esto son expertos, tiene una barra dedicada justo a la entrada, ahí uno se empieza a ambientar.

La atención es amable, cálida y dedicada, el menú es claro, sencillo y se antoja de principio a fin. Hay una amplia lista de tragos largos aunque con un poco de suerte también se puede acompañar la comida con un fresco vino blanco, de la corta pero bien pensada selección de vinos.

El espacio es como el patio de una casa, al estilo del puerto con coloridas paredes, pajaritos en jaula, mesas con brillantes manteles plásticos y hasta ventiladores en el techo (aunque tienen aire acondicionado real).