La Tía es una de esas fondas cerca de las cuales da gusto trabajar tiempo completo. Abre temprano pero su hora fuerte es la comida; su decoración es doméstica, con fotografías y recuerditos, como la casa de la hermana de alguno de nuestros padres. Es visitada por oficinistas de la San Rafael, mucha gente de las numerosas galerías que han abierto en la zona, trabajadores y actores del teatro que anda en los ensayos y, por supuesto, los vecinos de la colonia.

El ambiente es muy familiar porque, como aquí afirman, ya los comensales hasta se conocen y todos son como una gran familia. Hay que llegar temprano a comer, pues tienen solamente 25 mesas para cuatro personas cada una. Aunque su servicio es muy rápido, eficiente y cálido, hay que ser pacientes, ya que se hace una fila para entrar.

Vale la pena la espera por la sazón y el precio. No hay una carta fija, se esfuerzan por tener siempre algo diferente. Todos los días ofrecen dos menús, de $56 y $69 pesos. Los distinguen unos detalles pero ambos tienen idéntica buena sazón (ejemplo: muslo marinado a las yerbas vs filete de pescado en salsa agridulce) y tienen las cantidades adecuadas para dejarte satisfecho si no eres muy tragón.

Ambos menús son de tres tiempos, en el primero siempre hay consomé y cambian las sopas del día, que pueden ser de verduras, pasta, cremas y de frijol, entre otras. Luego viene el arroz, la pasta o la ensalada, para continuar con el plato fuerte que se elige entre 14 opciones, y siempre hay alguno de pollo, carne de cerdo o res y pescado. Estos menús incluyen el agua de frutas, pero el postre se cobra aparte. Hay una pequeña carta de dulces delicias, que contiene crepas, muffin, helados y pasteles. También hay café y tés.

Si quieres saber que darán de comer hoy, puedes checar los menús del día en su Facebook.