Conocimos La Tapatía cuando uno podía acompañar sus tacos con pepinos jugosos y cebollitas cocidas. La carne en grandes charolas jugueteando con el aceite y las hierbitas de olor. El trompo de pastor no paraba y los comensales de pie pedían cinco, 15 y hasta 35 tacos de suadero (el máximo récord) para rematar con un postre de doña Martita, estoica repostera nocturna que vende en la calle.

Ahora con un local más amplio (casi 30 mesas), han diversificado su menú y además de tacos ofrecen birria, gringas, quesadillas y alambres de bistec, pollo, suadero, pastor o un combinado de dos carnes. No tienes que pedir la carta, porque su menú está impreso en todas las mesas. Un plus de la birria es que las tortillas que la acompañan son hechas a mano; hay plato grande ($70) y chico ($60), nosotros pedimos el segundo, para que todavía nos entraran unos tacos, pero la verdad, las porciones son generosas.

Es posible pedir tacos individuales de suadero, tripa, pastor, campechanos, longaniza, birria, cabeza, sesos y lengua, y también hay órdenes que vienen con tres tacos de bistec o pollo, con tortillas de harina o maíz y con o sin queso. Las salsas son el perfecto acompañamiento, hay verde, roja y… La Tapatía, de chile de árbol, es excelente para curar a los trasnochados porque desde las siete de la mañana puedes llegar a este lugar.

Aunque puedes pedir tus alimentos para llevar, lo mejor es comerlos ahí porque las tortillas se enfrían muy rápido y ya no es lo mismo. Para pasarte los tacos, tienen refrescos, agua de horchata y jamaica, agua mineral y natural y café. Los postres son buenos, te sugerimos probar la jericaya y el flan napolitano. El 6 de junio es su aniversario y suelen festejarlo en grande con música y promociones. Y, por si extrañas el local de antaño, que está justo frente al nuevo, te platicamos que sigue funcionando, pero sólo con tacos y sigue siendo de parado.