Sabores refinados de la cocina típica mexicana en un ambiente de tranquilidad y con un servicio muy atento. En este sitio sí avisan si los platillos son o no muy picantes para evitar malas sorpresas. Después de todo está dentro de un hotel y reciben comensales nacionales y extranjeros, pero todos disfrutan de la decoración de objetos tradicionales muy coloridos.

En temporada vale la pena ir por los chiles en nogada. Pero los otros meses no decepcionan, pues de entrada hay desde taquitos campiranos, de chorizo y chicharrón con cebolla y cilantro, hasta quesadillas, chalupitas, brochetas, chistorra o escamoles.

El consomé ranchero con arroz y pechuga de pollo, es sencillo pero muy rico. Lo mismo sucede con la pechuga de pollo oaxaqueña empanizada, rellena de queso Oaxaca y con un mosaico de mole o la carne asada con frijoles y enchiladas. La sazón es excelente y solo utilizan ingredientes naturales.

En los postres, destaca el flan de queso con salsa de cajeta y el helado artesanal. Para acompañar los alimentos, el bar es bastante clásico, con destilados, gran variedad de tequilas y alrededor de 15 etiquetas de vino. Sin duda, este restaurante se presta para ir en pareja o con amigos para comer bien y platicar a gusto, pues la música mexicana, es ambiental y en un volumen respetuoso.