¿Puede haber algo más rico que la comida casera? Pues siguiendo esos lineamientos, la mayoría de los restaurantes de comida mexicana te sirven sus platillos con una sazón que sólo se puede conseguir en la casa de la abuela. Aunque nadie cocina mejor que nuestra propia abuela, pero hay locales que se le acercan. 

Hace 25 años nació en la Del Valle, la primera Casa de la Yeya. Al principio funcionó como una pequeña cafetería, ustedes saben: jugos, tortas, quesadillas. Pero luego se volvió aún más grande hasta convertirse en un titán que cuenta ahora con más de 6 sucursales distribuidas a lo largo de la ciudad. 

Personalmente, nos gusta mucho ir. La atención es de primera, la comida deliciosa y desde temprano te sirven los desayunos más copiosos que te puedas imaginar. Las tortillas son hechas a mano y al momento, además, tienen café molido traído de Chiapas y hecho de olla. Es decir: mejor imposible. 

Los ingredientes son del día y a partir de las 13:30 h. están sirviendo la comida y hasta que se acaba, garantizando así la frescura de los platillos del día siguiente,

Puedes empezar con unas gorditas con chicharrón prensado, riquísimas y muy bien hechas. O un tradicional huarache de cecina o de carnitas. Lo mejor de todo es el precio: menos de 50 pesos. 

La especialidad a la hora de la comida son los archiconocidos “Guisados de la Yeya” son los típicos guisos de cualquier comida corrida pero más ricos. Tal vez no te parezca muy variado pero recuerda que menos es más: chicharrón verde o rojo, cochinita pibil, rajas con crema y tinga de pollo, son las delicias que puedes pedir. Recuerda, sólo puedes pedir dos guisados por plato. 

Puedes pedir tus guisados para llevar y te los venden por kilo. Los jueves es de pozole por 61 pesos y por sólo nueve pesos más, puedes cambiar tu agua de sabor por una soda dietética.