La Buena Barra abrió sus puertas hace cuatro años y desde entonces sus parrillas no han dejado de elevar el sacrificio de la carne hacia los dioses en forma de humo.

Este restaurante originario de Monterrey escogió Polanco como su segundo hogar, así que espera una atmósfera medianamente formal y un servicio impecable. Por las noches, el entorno es más relajado, gracias al dj que mezcla las canciones del momento (reggaeton incluido).

Si hay un motivo para visitar este lugar —además de la comida— es su terraza. En especial los días soleados, que gritan gin tonic o algún trago preparado en la bien surtida barra que la enmarca.

Entrando en materia alimenticia, su menú tiene algunos platos que distraen, como sopas y ensaladas, pero su fuerte es la carne. De res, de cerdo, de cabrito, ¡qué importa! Hay muchas opciones dignas de un buen cuchillo, que puedes obtener grabado con tu nombre.

Hay que entrarle al tradicional molcajete de chicharrón de rib eye y guacamole, así como a la barbarrachera, que va envuelta en penca de maguey y cocida en hoyo durante ocho horas. Y sí, sabe tan bien como se lee.

Sin duda, la estrella es la caña de filete al mezcal en bloque de sal, un espectáculo para los sentidos. La carne sale sellada de cocina y se termina de preparar a un costado de tu mesa. Se barniza con un poco de mantequilla, foie gras ¡y fuego! Ya podrás imaginarte el aroma…

Si buscas algo especial para terminar la comida, pide el crumble de manzana con helado de vainilla y el coctel que lo acompaña. Este último lo preparan con Zacapa XO, infusión de tabaco, café y miel. Una combinación poco usual a la que vale la pena darle una oportunidad.

Aunque La Buena Barra es más popular por su ambiente, es un lugar donde puedes comer y beber bien, sólo hay que estar dispuesto a pagar el precio.