Por: Mariana Camacho

Éste es un restaurante de barrio con todas sus letras, atendido por sus propietarios y donde el menú cambia con la temporada.

Tienen una carta bastante completa de cocteles (clásicos y contemporáneos con bitters y hierbas) o vino por copeo. Si te gustan los tragos dulces, pide el Organic Scarlett, tiene sandía con cilantro, pimienta, miel de agave y tequila.  

Vegetarianos, alégrense, hay un plato de portobello con mucho queso (construido en una torre, como una lasaña) acompañado de risotto de cebada. De aires más , hay carnitas de pato, que se sirven al centro con nopales y guacamole (perfectas para taquear) o el pulpo en adobo con quinoa.

Para postre pide la crème brûlée de mamey y no habrá pierde. Acompáñalo con un té, tienen mezclas como el French Earl Grey, ricos para la nariz y la boca.