Reforma guarda muchas sorpresas y una de ellas se encuentra dentro del Hotel Imperial: Gaudi, un exclusivo restaurante de alta cocina española.

De estilo afrancesado, rococó y con enormes jarrones chinos, cortinas con brocado, lámparas de prismas de cristal –como de abuelita–, duela brillantísima y un piano en medio (alguien suele tocarlo), este sitio impone al grado de apenarse ante la posibilidad de hacer ruido con los cubiertos.

Se especializan, por supuesto, en todo tipo de comida española. Desde tapas y entremeses, pasando por callos a la madrileña, fabada, pescados a la sal, cortes de carne y paellas (que por cierto son favoritas de los asiduos).

Los que saben recomiendan el rabo de toro estofado al vino tinto y el lechón o el cordero asado al estilo de Castilla. Obviamente cuentan con una buena variedad en su cava con la que podrás maridar a placer.

De postre, definitivamente la leche frita. Por dentro es como una natilla, pero semiduro; por fuera, capeado, con canela, azúcar y chocolate. A los lados una jalea de mango. Una combinación deliciosa que te hará gritar: ¡jolin!