El Zirahuén tiene un aspecto muy familiar, parece una casa enorme, adaptada a las necesidades de sus dueños a la hora de montar un restaurante. Salvo el tamaño, este lugar no es muy distinto a las fondas que podemos encontrar cerca de nuestras casas. La única diferencia es que tiene una cocina gigantesca de donde salen las carnitas más ricas del eje Ermita-Iztapalapa.

Si bien no está excesivamente iluminado, su comedor es súper amplio, tiene un buen de mesas y la gente es la misma que lo visita desde hace años. Nada mejor que una clientela fiel para mantener el sabor a través del tiempo.

De su cocina salen chamorros, maciza y surtida, pollo adobado el cual puedes comprar entero o sólo la mitad. También disponen de chicharrón recién hecho y quesadillas de la casa, de queso, fritas o asadas.

Si quieres probar lo mejor, échate una pancita, está divinamente condimentada y no está para nada pesada. Así que lo puedes comer sin problema a cualquier hora. Otra especialidad de la casa son las quesadillas de sesos, así que pídela con confianza y no te dejes llevar por la palabra “sesos”

Una opción que la gente pide muchísimo (y nosotros no nos quedamos atrás) son las gorditas de carnitas, deliciosas y llenadoras si vas con toda la intención de comer.

La sopa de fideos, de frijoles y la de tortillas son entradas sabrosas si pretendes tener como plato fuerte un festival de tacos. Lo bueno de este lugar es que al especializarse en carnitas, éstas saben muy bien y gente de otras delegaciones vienen a disfrutarlas. Así que si andas por el eje Ermita-Iztapalapa y tienes ganas de unas suculentas carnitas, pasa por El Zirahuén pura comida de pueblo.