Esta afamada y muy bien surtida librería comenzó ofreciendo primero café, luego sándwiches y ahora hasta desayunos.

Sin menospreciar la hora de la comida, vale la pena destacar, por encima de todo, la maravilla que puede ser desayunar en El Péndulo en fin de semana.

Primero que nada, servicio ágil y eficiente, sin mucho encanto. Aún cuando se podría caer en la tentación de iniciar con los hot cakes o el pan francés, que son extraordinarios, en la carta abundan las opciones con huevo y todas muy sabrosas. Sin mucha relación en cuanto a la preparación, todos están bautizados con nombres de famosos escritores,prácticamente cualquiera es bueno y luego de muchas visitas está comprobado que la decisión es un capricho irracional. Con salsa, con queso, con un sope, o haciendo pareja con unos chilaquiles. Hay de todo y si no existe, la pueden crear.

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