Desde 1949 este bello restaurante tiene platillos de todo el país para los que no pueden salir de esta hermosa ciudad o pueden, pero prefieren comer algo más cerca de la casa. Tienen grandes jardines por si quieres sentir que siempre sí saliste a descansar a Morelos o por si quieres que los más pequeños se entretengan sin que estés cuidándolos.

Es cierto que más sabe el diablo por viejo que por diablo, y más sabe el nopalito por viejo que por… ¿espinoso? Y lo presumen con su comida típica mexicana desde frijoles de olla, pechuga a la plancha, enchiladas verdes, rojas, de mole, birria, carnitas, cecina, arrachera, rib-eye, parrilladas… Límpiate la baba del antojo, ¿ya?

Las enchiladas de barbacoa son deliciosas excusas para ponerte a babear de nuevo. También hay postres como crepas, flanes, chongos zamoranos, entre otros.

El servicio es bueno y muy atento. Éste suma mucho al ambiente folclórico mexicano que, de lunes a viernes de 15 a 16 horas, lo ameniza un mariachi y si no es mariachi, es música jarocha para que junto con tu tequila y tu plato favorito cantes de alegría o al menos para despertarte antes de que la digestión haga lo suyo.