Un viaje con todo pagado a los 80’s. Música, decorado y hasta la galería.

Paredes con tirol planchado y tonos pastel, mesas con herrajes de metal con pátina simulada y un amplio menú de especialidades que se han ido acumulado con el tiempo son las características de este “restaur-arte”.


El concepto es sencillo, un espacio para la el arte pictórico local y un ambiente involuntariamente ochentero que convence a una amplia concurrencia de «adultos contemporáneos» ya sea para el desayuno, comida o tardeadas de video bar. Sin importar el día, en general, se llena.

En al carta hay una buena variedad de opciones de buena preparación y sazón, la oferta es tan completa que incluso se ofrece una lista básica de vinos mexicanos.

Platillos de corte internacional con dejos de «fusión» complementan de forma muy congruente el menú. El servicio es atento, amable y bien preparado.

Para el desayuno se presentan elaborados platillos con huevo, por la tarde las opciones cubre casi todos los gustos. Elaboradas ensaladas, pastas (todas las de cajón), pollo en diversos guisos y carne de res en filete, tampiqueña y hasta tacos.

Destaca el buen sabor y calidad de los ingredientes, el pan se hornea a diario en casa y el servicio es pronto y atento.
Las tardes de video bar gozan de buena aceptación entre los “adultos contemporáneos” que reviven sus mejores años.