Por: Mariana Camacho

Querido amigo godín (de la Roma y sus alrededores, especialmente): El Chilakil te busca. Éste es un lugar pequeño, de emprendedores, que responde a las necesidades básicas de los que vivimos en un arrebatado ritmo entre la casa y la oficina.

Es amable para el presupuesto, generoso en sus porciones, rápido, rico y limpio. ¿Qué más quieres? La propuesta es muy sencilla: la especialidad son los chilaquiles tradicionales o ahogados en las salsas verde, roja o morita de la casa. La última es la estrella, con una acidez juguetona (aunque nuestra favorita fue la roja, pídela si persigues ese toque ultracasero y picante moderado).

Si agregas una porción de arrachera o costilla, tendrás una comida completa. ¿Quieres convertir la ecuación en torta? Se puede. ¿Probar que eres muy machín? Pídelos ultrapicosos. Si por algún motivo te queda un hueco, llénalo con el panqué de nuez y date por bien servido. Abre para desayuno y comida y nos gusta, mucho, como tu próximo destino cura crudas.