Dentro de la categoría de los tacos aplaca borrachos, el Borrego Viudo ostenta una fama que trasciende las barreras delegacionales.
Pastor es su fuerte, sin ser espectacular, pero su salsa roja es la que convoca a las multitudes noctámbulas. Mucho limón y un poco más de sal son como para comerse diez al hilo y cortar cualquier embriaguez. Hay servicio al coche para echar novia —o novio— tranquilamente, para esas parejas que no detienen las demostraciones de amor ni con el taco en la boca.
Otra peculiaridad es que se los puede pasar uno con un vaso de tepache; combinación atractiva a esas horas en las que ya no nos cabe la chela y el jugo fermentado bien frío apacigua los incendios del sistema digestivo.