Habemos quienes somos hartos fanáticos de la cocina china, sobre todo, la alta cocina china. Hablamos de aquella que no es sólo arroz, chop suey y rollos primavera, sino una sin occidentalizaciones ni sobre-nacionalismos.

Lo bueno es que aquí se esfuerzan en darte una experiencia verdaderamente cercana a la gastronomía de la tierra del panda. Así que venir aquí es más que sólo un buffet y comida memorizada, es saber que tendrás la experiencia completa.

A diferencia de otros lugares aquí se practica la cocina fusión, así que no te extrañe si ves en la entrada del menú, unos roll de sushi bien suculentos y dignos de ser preparados en el vecino Japón.

Sólo te daremos dos recomendaciones para que te den ganas de ir a visitar este sitio, el rollo dragón dorado: cangrejo de Alaska, camarones, aguacate, pepino y mayonesa picante, envuelto en papel de frijol de soya con tobiko y gold flakes. Crujiente y caliente opción para abrir el apetito.

Otro imperdible es el rollo ojo de tigre: aguacate, queso crema y salmón ahumado tempurizado y envuelto en papel de soya con sésamo. Otra suculenta entrada es el pollo al curry satay. Cuatro piezas de pollo aderezado acompañados de fideos y salsa teriyaki.

En los platos fuertes, puedes encontrar a las estrellas del menú, así que decídete por el pato beijing: dos kilos y medio de suculenta ave con mole verde y hoisin hecho en casa, con cebollitas, pancakes y pepino, con arroz frito con pato.

Otro plato divino es la langosta de Maine “two ways”: miso termidor, tempura en la mitad y mitad de la langosta, y cubierta crispy estilo Shangai. Créenos que no probarás algo parecido en toda tu chilanga vida.