Este lugar es el paraíso de los chilaquiles. No sólo porque los tienen en distintas variedades sino porque tú puedes prepararlos a tu antojo. Lo cuál, en ocasiones resulta un arma de doble filo, porque hay que atinarle a la combinación. El lugar no es muy vistoso por lo que si no pones atención durante el camino para encontrarlo puede que lo pierdas y acabes (como nosotros) rumbo a Toluca.

Manejan cinco tipos de topopos, ocho salsas diferentes, cuatro tipos de queso, nueve verduras, pollo y carne para personalizar tus chilaquiles. La distinción empieza por las variedades de tortillas: maíz, harina, maíz light, nopal light o amaranto light. Y de ahí ya todo depende de cada quien: carne, pollo o queso; verduras: elote amarillo, champiñones, pimiento, nopal, cebolla morada, entre otras opciones. También tienes que decidir el tamaño, según el apetito: chilakito o chilako. Si quieres agregar huevo, suma a tu cuenta 12 pesos.

Ofrecen algunos paquetes, como el Chilaketes que incluye chilakito, chilako o mollelako, refresco, gelatina o galleta por menos de cincuenta pesos. Recientemente agregaron el pozolako, que consiste en pozole y puedes elegir el tipo de salsa, la verdura y puede ser de carne, pollo o vegetariano.

Si después de los chilaquiles te quedan ganas de seguir comiendo también hay algunos postres, como el chilakito dulce, que siguiendo la misma dinámica eliges la fruta entre fresa o plátano, la salsa, entre nutella o cajeta, y nuez o chocolate blanco; además hay arroz con leche, galletas de macadamia, chocochips, avena con pasas y doble chocolate para quitarte el antojo de algo dulce.